22 diciembre 2012
08 diciembre 2012
As tears go by
Si los planetas se alinearon o las estrellas chocaron, si la
bóveda celeste en un cúmulo de oscuridad se abrió y cayó en pedazos nadie pareció
percatarse porque tú, ecléctico y dulce, cálido calculador, te encontrabas en
medio del agujero en el espacio tiempo.
Con la sonrisa tibia del murmullo de los últimos suspiros y los ojos aguados, como un niño que divaga en
las efímeras memorias de un relato agridulce. Sereno, como el sol del ocaso de
tu último verano. Turbado, como el trastorno palpitante que siguió contigo
hasta el fin de tus días.
Frío, tendido ante la inmensidad de los cuerpos celestes.
Y dorado. Como la estela de tu tacto mágico. Como un ángel
que termina su cometido terrestre antes de tiempo, con el alma arrancada,
todavía latente cuando un hilo de voz rogaba por mantenerte despierto.
Loco genio solitario. Virtuoso arrogante incomprendido.
Mi amor, fuiste demasiado real para este mundo.
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