08 diciembre 2012

As tears go by

Si los planetas se alinearon o las estrellas chocaron, si la bóveda celeste en un cúmulo de oscuridad se abrió y cayó en pedazos nadie pareció percatarse porque tú, ecléctico y dulce, cálido calculador, te encontrabas en medio del agujero en el espacio tiempo.

Con la sonrisa tibia del murmullo de los últimos suspiros y los ojos aguados, como un niño que divaga en las efímeras memorias de un relato agridulce. Sereno, como el sol del ocaso de tu último verano. Turbado, como el trastorno palpitante que siguió contigo hasta el fin de tus días.

Frío, tendido ante la inmensidad de los cuerpos celestes.
Y dorado. Como la estela de tu tacto mágico. Como un ángel que termina su cometido terrestre antes de tiempo, con el alma arrancada, todavía latente cuando un hilo de voz rogaba por mantenerte despierto.

Loco genio solitario. Virtuoso arrogante incomprendido.

Mi amor, fuiste demasiado real para este mundo.

20 septiembre 2012

Midnight rambler

Los poetas que pasan la noche en vela son los mismos que cantan en la carretera. El frío les ha humedecido hasta sus huesos cansados y el alcohol que les atraviesa ardiendo las raspadas gargantas les nubla la última vez que algo comestible aterrizó en su estómago.

Se aparta el pelo cobrizo de la frente empapada de sudor y pierde su mirada dormida en la bóveda celeste, por si ella está mirando, asomada desde alguna estrella, y puede saludarla solo por esa noche. Unas graves notas moradas le enturbian el recuerdo de la primera vez que sus dedos aprendieron a deslizarse por el mágico cuerpo de madera de seis cuerdas.

El blues nocturno de los chicos de pelo largo que se han desviado del camino para regresar por la puerta grande.

-¿Dónde vamos?

Un susurro y una sonrisa despreocupada poco antes de caer dormidos. Con los ojos cerrados y el corazón abierto.

26 agosto 2012

Mixed emotions

Cuánta nota dormía en sus cuerdas.
Cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma.


En los momentos en que te necesito, Bécquer no ahoga ninguna de mis penas.

26 julio 2012

Almost hear you sigh

Let me travel around the world you turned upside down

Fill me with the air of your lungs and whisper all night long

I know who you are and I know where you've been

Your eyes told me at the show with a grin


What are we but a shell

The sun in shinning and one day we'll have to rise

Your thin lips made a promise, we'll meet in paradise


What's your act but a spell

The sky is burning but you'll teach us how to dance

It's raining stardust on your deeply alien glance


I was sure you came here to save the world

as the teens danced and believed in music sound

I know who you are and I know where you've been

Your smile told me at the show with a tear

06 julio 2012

Champagne and reefer

Tostadas y rock and roll. Y una ración de humo multicolor que le devuelva al swinging London.

No sabe qué hora es pero el radiador no funciona, el suelo cruje, el neón rosa se filtra por la rendija de la ventana y un acorde oxidado carraspea entre sus dedos.

Al caballero de pelo rojo y mirada estrambótica le ha visitado una musa desde Marte y el mundo se vuelve un poco más exótico. Surrealismo esquizofrénico de un profeta con el hobbie de viajar en el tiempo.

Hace días que no come algo que no sean acordes pero las lentejuelas han destronado al rey, los ídolos han muerto y ser un mero humano ya no le es suficiente.

27 mayo 2012

She's a rainbow

Puedo jugar con las palabras pero no puedo llegarte al corazón con sonidos de colores.

Podría sentirlo por completo y lo único que hago con la música es escucharla. No quiero quedarme encerrada para siempre.

Tengo el don de convertir las palabras en siluetas de arcoíris pero solo puedo oír las partituras. Puedo saltar para acercar los días pero no para pincharme el dedo con una corchea.

Ayúdame a despertarme. Quiero hundirme por completo.

-La gente ve las cosas como un patrón determinado que se repite en el momento preciso para percibir lo que necesitan. Lo suficiente para seguir con sus vidas. Tú sabes de qué color es el grunge y cómo es el tacto del blues.

Pienso en preguntarle de qué color cree que eran los acordes de Jimi Hendrix, pero vuelvo a saborear el tabaco.

-Antes sabían que nuestras limitaciones no significan que el mundo las tenga.

Se tumba en el suelo frío, al lado de un vinilo de Elvis.

-Antes estábamos más llenos.

05 mayo 2012

Stray song

Are you afraid of the sixties?

You should hit the floor

But they can fix it quickly with their rock and roll


Charm flowing through the moves

his tempting crooked smile

They drove into the madness that tv guy


Johnny B. Goode is not on radio anymore

and Bowie's cherry bomb has just already exploded

One-eyed glimmer pirate's no longer dancing in the moon

C'mon shake it, honey, you're sweeter than strawberry gum


Say we will make it again

Take rolling sound to today


Mohawks out of control

they saved the queen

but blues created the rhythm that made them real

01 abril 2012

Can't be seen

Era dorado.

Todo él era dorado y mágico. Un incomprendido cruel al que solo le faltaba alguien que le calentara el corazón.

Solo le hacía falta descongelarse, pero su guitarra no fue suficiente.

Sus estrambóticos instrumentos de viento tampoco.

Timidez recubierta con una capa de arrogancia, disimulaba su fragilidad enterrándola en pieles púrpuras, ostentosos broches y holgos sombreros para tapar bajo su sombra una mirada insegura que cambiaba de color.

Proveedor de talento autoinfravalorado lleno de romanticismo en los días de vino y rosas. En el ojo del huracán, en mitad de la tormenta con la única compañía de los polvos hipnóticos en los últimos años de la psicodelia.

Tocaba las teclas del piano siguiendo el ritmo de sus latidos. Las drogas se comieron su timidez y luego se lo tragaron entero. Cortaron el cable rojo de la bomba de relojería que era su hipersensibilidad.

La mirada del alquimista musical se ha desvanecido en algún lugar de la noche. Desliza la yema de sus dedos por las ásperas cuerdas de la guitarra porque tiene que agarrarse a algo de la realidad.

-Qué le pasa.

No le pasa absolutamente nada, ese es el problema. No siente porque ya nadie lo hace. El mundo flota en la superficialidad de una imagen de pantalones desgarrados y chalecos de cuero y él se ha quedado hundido en el blues.

-Que coma algo.

Ahora todo le sabe a ceniza.

El mártir del rock que ha convertido su don en su sentencia y su sensibilidad en su condena.

30 marzo 2012

2000 light years from home

Charly quería viajar sola.

Deslizarse dentro del vagón de un tren -en su cabeza lo imaginaba salido de una estética steampunk- y sumergirse en un atardecer terroso de la India al compás de Eric Clapton.

Solía decir que si no podía viajar en el tiempo, iría lo más lejos que su vista alcanzara.

Agobiarse en subterráneos fríos de fluorescentes azules parpadeando en el techo de las mazmorras de hierro y ruedas de una gran ciudad, perderse en la marea de colores vivos de un mercadillo en algún punto exótico del sur, ensarzarse en un combate cuerpo a cuerpo contra las olas de la orilla del Pacífico, tomar un café en las noches bohemias de París, recrear las tertulias literarias del siglo XX, iluminarse con la policromía de los faroles chinos mientras desaparecen en el firmamento asiático. Empaparse de la esencia del último rincón del mundo y salpicarse del folclore que habitara en él.

Quería viajar al pasado cruzando Abbey Road y seguir el rumbo de la música desde que el primer amplificador se enchufara en un oscuro pub de Londres. Quería experimentar riffs desgarradores en la lucha entre el jazz y el rock and roll, pintarse el alma en Woodstock, escupir a la cara del sistema en la revolución del punk e impregnarse del sonido Seattle en el Crocodile Café en pleno auge del grunge.

Las películas estrambóticas de ciencia ficción enseñaban como imposibles portales a otros tiempos y lugares, y Charly se había dado cuenta de que existían y se llamaban arte.

Charly tenía miedo de que lo establecido acabara reinando en su vida. Es lo que le habían enseñado con sus guitarras de cuerdas de acero criadas en el blues de los años 60.

26 marzo 2012

Wild horses

Me gustan los batidos fríos de fresa y plátano en vasos de cristal. Y que haya gotas de agua haciendo carreras hacia abajo por el lado de fuera. Me gusta que el whisky me queme el cuerpo por dentro. Me gusta David Bowie, pero no ahora. Cuando parecía un pirata azul y rojo brillante venido de otro planeta.

-¿Y qué más?

-Y el sombrero blanco que llevaba Brian Jones.

Jade dio una calada y sopló el humo seco hacia arriba, apoyando la cabeza en el borde de la puerta granate metalizado del descapotable. No se dieron cuenta pero se había hecho de día y el horizonte se había teñido de rosa durante la noche. Las montañas de amarillo.

-Le gustaban los pájaros.

-¿Cómo?

Charly reclinó la cabeza en el cuero raído del asiento del copiloto y se ocultó bajo la seda naranja de su pelo. Se mordió los labios. Sabían a fresa del protector labial que se había untado de madrugada.

-Una vez se metió en el mar para seguirlos.

Charly empezó a juguetear con los botones de las mangas de su chaqueta vaquera. Los frotaba poco a poco, como si fueran una lámpara mágica.

-Dicen que las canciones que nunca enseñó escondían a Bob Dylan.

25 marzo 2012

Love in vain

Michael me enseñó que hasta los aeropuertos de la periferia más profunda de Alabama no eran un mal lugar para componer incluso un swing dulce. Que el alma puede alimentarse de rock and roll y que el oxígeno es reemplazable por una bocanada de jazz fresco.

Michael solía vender su alma al diablo todas las noches y al despertarse por la mañana siempre la recuperaba con polvos mágicos. Michael nunca me dejó probarlos.

Me dijo que el alma jamás se rompía, pero que podías espolvorear un poco de ella en todo lo que hacías. Michael sabía cómo llegar al corazón del mundo y hacerlo suyo.

Solía decir que la magia del mundo reside en nosotros mismos y que por eso no podemos verla. Que si estás ciego no ves algo aunque exista.

En las madrugadas de invierno yo solía beber un café con leche para mantenerme despierta mientras él improvisaba unos melancólicos y esqueléticos acordes para versionar una nueva canción de los Beatles. Los demás no importaban aunque estuvieran sentados al lado en el parquet.

Michael fumaba mucho, todos los días y todo lo que podía. Se llenaba el cuerpo de humo y lo expulsaba en forma de canción.

Defendía que el arte se crea para poder expresar aquello que no te cabe más en el corazón y que las palabras solo deslizan un soplo de ello por las rendijas. Que la gente normal no sabía dejarlo salir y explotaba. Explotaba en una mueca gris perpetua, en un abandono del mundo y en una apatía enfermiza.

La sonrisa de Michael no era de este mundo y es algo que he llegado a comprender años después, porque jamás he vuelto a ver una igual.

Straight from the heart

-¿Por qué? -la pregunta se hundió entre el amargo hedor de la cerveza fría y el humo gris y seco del cigarro, consumido y muerto entre sus dedos pintados de rojo. -¿Por qué él?

Pelo corto, agitado de negro y gomina, labios gruesos que recordaban a un grupo de rock de los 60 y el fluorescente azul y verde reflejado en la piel lisa de sus pómulos cortantes.

-Supongo que era como yo.

El tocadiscos volvió a sonar y el chisporroteo del vinilo creó un universo paralelo a otra época y otra ciudad.
Sonrió, achicando sus ojos acuosos. Era su viva imagen. El tintineo de los cubitos de hielo dentro del vaso le hizo echar de menos un poco de blues espeso.

-¿Quieres algo?

-Tengo el DeLorean aparcado en la puerta.


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